fosc al bosc

Ais... pero que bonitas estaban mis niñas el día de la función de final de curso.

Ser profesor es toda una experiencia. Nadie es nadie para enseñar nada, creo, las cosas se aprenden solas y cada uno recuerda o se queda con lo que le parece, o puede que en un principio piense que no ha aprendido nada, pero de todo se aprende. Yo en mi vida he tenido suerte de encontarrme con buenos maestros que no han intentado enseñarme nada, si no acompañarme en mi propio descubrimiento.

Yo de esta experiencia he aprendido mucho.

He aprendido de Marta, de Nuria, de Sara, de Natalia, de Patricia, de Claudia y de Vanesa.

Me he enfadado, me han echo reír. He flipado en colorines viendo a estas artistazas en potencia. Viendolas confiar en mí abriendose sin pudor y sin vergüenza. Volando en una nave espacial. cenando en restaurantes de lujo. Siendo modelos. Riéndose, engañándose. Bailando. Haciendo dramas. Me he emocionado mucho. Durante y después de todo el curso.

Yo nunca había echo teatro infantil. En mi primera clase de teatro llegué al estudio de Txiki Berraondo, me senté a su lado y eso era todo menos infantil. Por eso en este curso yo he intentado ser niño otra vez. Jugar y dejarme llevar por la intuición, por lo que al niñato Zamora le hubiera gustado hacer.

Y el resultado fue Fosc al Bosc.

Estoy muy orgulloso de ellas.

P.D:Supongo que en el fondo lo que quería era que ellas me recordaran como un profe molón. Un tío guay y eso, no lo sé...